Cuando te sientes un fraude en la escritura

 

Fondo negro. Papel arrugado y un bolígrafo.

¿Tienes miedo de que descubran que en realidad no escribes tan bien? ¿Crees que no mereces realmente los logros escritoriles que has conseguido? ¿Sientes que solo recibirás críticas negativas o que no sabes tanto sobre escritura como deberías?


Si tu respuesta es afirmativa, déjame decirte que lo que te pasa es muy común y no tiene nada de extraño. Es algo que le puede pasar a cualquier persona, se dedique o no a escribir. Esa vocecilla juzgadora que hay en tu cabeza y que te impide avanzar tiene un nombre…


Te presento al famoso síndrome del impostor.



¿Qué es el síndrome del impostor?



Es posible que ya sepas qué es este síndrome, pues lo sufren muchas personas en diferentes ámbitos de sus vidas. ¿Que no sabes qué es, pero te suena de algo? Entonces te cuento un poco más para que lo descubras.


Hace cuarenta años, dos psicólogas (Pauline Clance y Suzanne Imes) publicaron un artículo sobre este síndrome tras analizar el comportamiento de algunas mujeres que habían alcanzado grandes logros. Descubrieron que se sentían un fraude y que su inseguridad les impedía sentirse merecedoras de todo lo que habían conseguido. 


Ellas fueron las primeras en ponerle nombre, pero hoy en día es normal encontrar a personas que se sienten así. Sin duda, este síndrome te puede afectar en muchas áreas de tu vida, pero como aquí hablamos de escritura quiero decirte que sí, que te puede afectar y mucho.




¿Te sientes un fraude en la escritura?


Vas a enseñarle a alguien lo que has escrito, pero hay algo en ti que te frena. No quieres que vean lo que escribes por miedo a que te digan lo mismo que tú piensas: no lo haces bien o no es gran cosa.


Quieres enviar tu manuscrito a varias editoriales, pero el dedo que tienes puesto sobre el ratón se niega a hacer clic y acabas cerrando el correo. Primero sientes impotencia y luego resignación. ¿Quién iba a querer publicarte?


Has alcanzado los objetivos escritoriles que siempre habías soñado. Por fin son una realidad. Sin embargo, una parte de ti cree que no lo mereces y que seguramente la suerte te habrá mostrado su sonrisa para hacer que eso te suceda a ti. 


Te has decidido. Quieres lanzarte a escribir algo. Tienes nuevos proyectos o retos que te motivan. Todo parece fluir hasta que una voz en tu cabeza te habla para decirte que no tienes la suficiente preparación. Da igual si llevas años escribiendo o si has hecho ocho millones de cursos sobre escritura. La voz te dice que no es suficiente. 


¿Has vivido o vives alguna de estas situaciones? Así es como el síndrome del impostor afecta a tu vida escritoril. 





¿Te sientes así?


Probablemente te ha quedado más que claro con las situaciones que te he planteado arriba, pero voy a darte una lista de síntomas para que te quede aun más claro y compruebes si este síndrome te afecta o no.


Piensas que lo que escribes nunca es lo suficientemente bueno.


Crees que no mereces los logros que consigues.


Sientes que en cualquier momento te dirán que esto no es lo tuyo.


No te atreves a enseñar lo que escribes por miedo a las críticas negativas.


Te comparas muchas veces con el resto y piensas que nunca lo harás tan bien como los demás.


Si te hacen un comentario positivo sobre tus textos te resulta difícil creértelo. 


No te atreves a ir más allá en la escritura ni a ponerte objetivos más altos.


Cada vez que escribes algo nuevo piensas que acabarás decepcionando a tu público tarde o temprano.


Todo lo que aprendes sobre escritura te parece insuficiente, crees que necesitas más y más antes de lanzarte a la práctica.


Si te has sentido así, probablemente eres parte de este grupo de personas que sienten que son un intento en la escritura o que sus éxitos son pura suerte.


Bien, ya sabes lo que te pasa. ¿Y ahora qué? ¿Tiene solución? Por supuesto que sí. No estaría escribiendo esto si no fuera así. La parte importante llega ahora.




¿Qué hago con el síndrome del impostor?


Antes de decirte lo que puedes hacer, te diré que es probable que esa vocecilla juzgadora te acompañe siempre. No, no quiero asustarte. Puedes aprender a lidiar con ella y dejarle claro que tú mandas. Lo que quiero decirte es que la vida son cambios y experiencias nuevas y la escritura es como la vida.


A medida que vayas consiguiendo tus objetivos escritoriles esa voz volverá para recordarte que no vas a conseguir nada más. Mientras más retos te propongas alcanzar, más volverá esa voz para intentar protegerte de un peligro que no existe. 


Te enfrentarás a cosas nuevas tales como enseñar lo que escribes si nunca lo has hecho, leer opiniones sobre tus textos, publicar, hablar en público, atreverte a cambiar de estilo o género, vender tu novela, entre otras muchas situaciones que puedes vivir en la escritura según decidas.


Y la voz del impostor estará ahí para frenarte a cada paso, porque tiene miedo a las alturas y a los cambios. Lo importante es que puedes dominarla y quitarle el micrófono para que no hable tan alto y te deje en paz.




Consejos para que el síndrome del impostor no te frene


Analiza tus inseguridades. ¿Por qué sientes que no tienes la preparación suficiente para dar el paso que quieres? ¿Son pensamientos irracionales o de verdad necesitas formarte un poco más? Imagina que recibes varios comentarios negativos sobre tu historia y en todos te critican el mismo aspecto. Quizás hay algo que necesitas mejorar o aprender. Y no hay nada de malo en ello. 


A veces, sentirse un fraude es algo irracional, pero otras veces está relacionado con el hecho de que sabes que necesitas aprender algunas cosas y no dominarlas bien te puede dar mucha inseguridad. ¿La buena noticia? ¡Todo se puede aprender en esta vida! Puedes hacer una lista de aspectos escritoriles que crees que necesitas mejorar y ponerte a ello.



Escribe tus pensamientos. Todo empieza con un pensamiento o con una creencia. ¿Qué es lo que piensas y crees sobre lo que escribes? ¿Cómo te ves? ¿Qué cosas te ves incapaz de conseguir en la escritura aunque sean tus sueños? 


Escribe todos esos pensamientos negativos donde quieras y luego léelos de manera objetiva. ¿Hasta qué punto son reales? A lo mejor piensas que escribes muy mal y eso puede ser o no cierto. Date una vuelta por tu pasado y compara cómo escribías al principio. ¿Realmente no has mejorado nada? ¡Lo dudo! Intenta desarmar los pensamientos más irracionales con hechos objetivos. 



Valora todos tus logros. ¿Cuántas veces has tenido que aprender algo nuevo en la escritura? Seguro que has aprendido a base de practicar y cometer errores. Valora eso. Valora cada pequeño paso logrado, aunque te parezca poco. No solo debes valorar las cosas importantes para ti (como, por ejemplo, haber publicado un libro o haber terminado una novela), sino que puedes darle valor a los pequeños detalles. 


Si te vas a comparar, hazlo con tu pasado. Piensa en todo lo que has aprendido y mejorado. Puede que antes te costara un mundo terminar un capítulo u organizar una trama y ahora sepas hacerlo mucho mejor. 


Quizás antes no te atrevías a enseñar tus textos al mundo y ahora eres capaz de mostrarlos en internet o a personas de confianza. Con cada cambio, por pequeño que sea, te has ido superando. Estoy segura de que has conseguido cosas que nunca pensaste que conseguirías alcanzar. 


Se trata de creer en ti una vez más. Con cada nuevo reto y con cada nuevo objetivo. Apuesta por ti a pesar de esos pensamientos que te dicen que no lo lograrás, porque lo que creas de ti es lo que definirá si lo consigues o no. Puedes volver a hacerlo. Los retos solo son grandes hasta que los pones a tu altura y los miras de frente, sabiendo que puedes con ellos.



 Comparte lo que sientes. Los problemas son más ligeros cuando los compartes con más personas. Si te sientes así, te puedo asegurar que hay muchas personas que te van a entender (yo te entiendo). 


Habla del tema con tus personas de confianza o usa las redes sociales o espacios como Motivación Escritoril para encontrar a personas que estén pasando por lo mismo. Que lo habléis y os quejéis no solucionará el problema, pero sentirás alivio al ver que no solo te pasa a ti. 


Además, podéis ayudaros mutuamente o encontrar a personas que ya lo hayan superado. Al hablarlo, también recibirás comentarios más objetivos sobre tus inseguridades. Quizás te tratas muy duramente y otras personas pueden ver que lo que crees de ti no es tan cierto como pensabas. No lo guardes y sácalo.



Busca ayuda profesional. A veces necesitamos una ayuda externa que nos guíe y nos ayude en este tipo de procesos. 


Si sientes que no puedes gestionar estos estados a solas, piensa siempre en la posibilidad de pedir ayuda profesional. La psicología puede ayudarte a comprender muchas cosas de ti que todavía no sabes y a gestionar tus inseguridades y creencias negativas. Tenlo en cuenta. 




Confía en ti


¿Sigues teniendo dudas? Puede que pienses que no puedes con esto, pero yo quiero insistir en que sí que puedes. Puedes superarlo o incluso convivir con ello sin dejar que te domine. Recuerda que no solo te sucede a ti. 


Stephen King llegó a tirar su manuscrito a la basura. No tienes que ser como él, pero te lo pongo como ejemplo para que veas que incluso alguien que ha conseguido tantas cosas en la escritura también puede sentirse así. 

Fondo blanco y un punto negro en el medio.
Tenemos la costumbre de fijarnos en lo negativo y olvidar todo lo bueno que tenemos. Este punto puede simbolizar tu síndrome del impostor. Hay muchas cosas buenas en ti que no observas.




Comparte tu historia


Motivación Escritoril es tu espacio. Te invito a que compartas tu historia en los comentarios. ¿Crees que tienes el síndrome del impostor? ¿Cómo lo sientes? ¿Lo has superado o sabes convivir con él? 


Tu experiencia puede ayudar a muchas personas. Además, me encanta leerte, pues cada persona vive las situaciones a su manera. 


Recuerda que aquí siempre tienes voz. Escríbeme si tienes algo que decirme 😉


¡Puedes con esto! 







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