El tiempo y la escritura

Reloj de arena con arena roja colocado sobre un periódico.



Por mucho que nos guste escribir, no siempre tenemos tiempo. Tu vida y tus circunstancias personales hacen que puedas dedicarle más o menos tiempo a la escritura, por lo que siempre será un asunto muy personal. No te va a servir de nada compararte con otras personas, pensar mal de ti o creer que eres un desastre y agobiarte. 


En esta entrada no solo quiero hablarte del tema. También voy a darte algunos consejos para que lleves mejor esto de tener el reloj acelerado y la agenda apretada. 


Pero antes de seguir leyendo, recuerda respirar y relajarte. Suelta un poco ese estrés y tómate un tiempo para reflexionar 😉



Tú conoces tus circunstancias


Un reloj negro junto a un ordenador portátil.


Es posible que te agobie ver que otras personas consiguen escribir mucho más que tú. Puedes llegar a sentir que vas con mucha lentitud, que nunca terminas nada y que la culpa es tuya por no dedicarle más tiempo a la escritura. 


Te estás comparando y no sé si te haces algunas preguntas. ¿Esas personas tienen las mismas circunstancias que tú? ¿Tienen el mismo estilo de vida y la misma manera de ser y sentir? Dudo mucho que seas exactamente igual que las personas con las que te comparas. También dudo que tu vida sea igual que la del resto. ¿No será que estás olvidando tus propias circunstancias y necesidades porque crees que debes ser como los demás?


A veces creemos que todo es producir sin descanso. Es muy sencillo caer en la trampa de pensar que nunca eres suficiente. Basta con tener redes sociales o interactuar con otras plumas creadoras para que empieces a compararte. Tenemos la manía de creer que los demás siempre son mejores y nos olvidamos de darnos lo que necesitamos. 


Tú conoces tu vida y tus necesidades. Eres tú quien debe decidir qué objetivos tienes y cómo te organizas. Solo tú sabes lo que quieres, lo que sientes y el tiempo que puedes dedicarle a la escritura. No quieras hacer lo que hacen otras personas solo porque creas que es mejor así. Concéntrate en ti. Escúchate y date aquello que necesites.



Tardar más no es sinónimo de fracaso


Mujer joven mira su ordenador con gesto de agobio.


¿Crees que es mejor una novela que ha tardado un año en escribirse que una que ha tardado veinte? Yo pienso que la calidad nada tiene que ver con el tiempo.


Puedes escribir algo grandioso en cuestión de semanas y también en años. Incluso puedes tener épocas de mayor inspiración y concentración. Los seres humanos no somos lineales ni estamos siempre igual. Escribir es un arte y el arte nace de nuestro interior. No siempre vamos a escribir igual.


Nuestra escritura fluye al mismo tiempo que nuestra vida. No eres una máquina programada que produce sin descanso. No vas a ser peor por tardar más. ¿De qué te sirve hacerlo deprisa si no estás disfrutando? ¿Dónde está el sentido de agobiarse y estar mal por tal de terminar antes tus libros? 


Lo sé. Puede que pienses que el tiempo se va y no vuelve y que si tardas no conseguirás reconocimiento, ni dinero ni lecturas. ¿Y para qué quieres todo eso si te vas a sentir mal? No me malinterpretes, estoy a favor de tener una rutina de escritura si eso te hace bien y si no pierdes tu salud a cambio de eso.


Eres libre de desear escribir cada día mil palabras, pero la exigencia sin equilibrio te puede llevar a la obsesión. Yo nunca he sido partidaria de vender mi salud por ser productiva ni de dejar de disfrutar de la escritura por tal de escribir un libro a la semana. 


Son muchos los casos de plumas creadoras con fama y reconocimiento que consiguieron su éxito con cuarenta o cincuenta años. No te estoy diciendo que vayas a tardar lo mismo, solo pretendo que veas que la calidad no tiene nada que ver con la rapidez.


No te vas a quedar atrás porque realmente no hay nadie a quien tengas que superar más que a ti. Llevarse un tiempo sin escribir no te convierte en un fracaso. Puede que en dos días escribas más que en dos semanas o que tengas meses en los que puedas dedicarle más tiempo y consigas avanzar más. Todo depende de ti y de tu vida. El problema no es que la gente diga que tardar mucho tiempo en terminar algo es sinónimo de fracaso. El problema es que te lo creas



Preguntas para organizarte


Un calendario blanco y unas gafas de vista sobre él.


Cuando nos hacemos una pregunta, nuestro cerebro busca una respuesta. Hacernos buenas preguntas es útil para prestarnos la atención que necesitamos. Olvídate del resto de personas y de lo que te han dicho. Piensa solo en ti y lee estas preguntas. Responde de manera sincera, escuchándote y pensando en tu vida y en tus deseos escritoriles.


🔼¿Cuáles son mis objetivos escritoriles?
🔼¿Tengo mucha prisa por conseguirlos? ¿Por qué?
🔼¿Cuánto tiempo real tengo para ponerme a escribir?
🔼¿Podría dedicarle más tiempo a la escritura?
🔼¿Me siento bien cuando escribo o siento que me estoy forzando demasiado?
🔼¿Las personas con las que me comparo tienen los mismos objetivos escritoriles que yo? ¿Y la misma vida?


Estas son solo algunas preguntas que pueden hacer que te centres en ti y en tus necesidades y no tanto en ser como te dicen que hay que ser para tener éxito. Lo importante es que la decisión que tomes se adapte a ti y a tus circunstancias. Si estás bien escribiendo diariamente, adelante. Si solo puedes los fines de semana, adelante. Todo está bien.


Rutinas o dejarse llevar


Cada persona es un mundo, así que eres tú quien debe descubrir cuál es tu mejor método de escritura. Para algunas plumas es totalmente necesario marcarse una rutina de escritura y otras escriben solo cuando les apetece. Lo que le funciona a alguien no tiene por qué funcionarte a ti. Todo dependerá de tus objetivos, de tu vida y de tus intenciones. No es lo mismo querer enviar un manuscrito a una editorial la cual te pone una fecha límite para recibirlo que simplemente querer escribir tu historia a tu ritmo sin una fecha establecida. 



¿Qué hacer cuando tienes una fecha límite?


Se puede apreciar una mano sosteniendo un bolígrafo y un calendario bajo ella.


Bien, por el motivo que sea tienes una fecha marcada en la que quieres terminar tu proyecto escritoril. Necesitas organizarte para poder cumplir con el plazo que has decidido aceptar, así que tienes que tener cuidado con la procrastinación y con los agobios.

Antes que nada, resulta interesante asegurarse de que realmente puedes asumir ese plazo y que no te costara la salud cumplirlo. Puede que no tengas mucho tiempo libre o que tengas otras ocupaciones y querer estar en todas partes al mismo tiempo nunca sale bien. Pregúntate si de verdad puedes meterte esa presión antes de ponerte a ello y recuerda que si no puedes, siempre tendrás más oportunidades y momentos en los que sí que puedas. 


📝Rutina de escritura diaria📝

Puedes marcarte el objetivo de escribir una cantidad de palabras al día. Este reto te puede venir bien si te motiva y te estimula y si sabes que puedes sacar tiempo para ello. También puedes escribir sin mirar cuántas palabras llevas, pues un día puedes tener más inspiración que otro y cortar cuando estás fluyendo solo por ponerte un límite de palabras diarias no es muy buena idea. Al final, es más importante lo que escribes que la cantidad de palabras. Escribir la muerte de un personaje (no te estoy diciendo que mates a tus personajes, eh 😊) te puede llevar más tiempo que escribir cualquier otra escena. No todo es el tiempo y la cantidad. 



📆Hacer un calendario escritoril📆

Puede que tengas muchas cosas que hacer y no puedas ponerte todos los días. Sin embargo, sabes que hay días que tienes más libres y que puedes aprovechar para escribir. Como en la escritura no todo es escribir, puedes organizarte la semana y dedicarle tiempo a diferentes cosas. 

Por ejemplo, si solo tienes el finde libre, puedes ponerte a idear tu historia el viernes, a escribir el sábado y dedicar el domingo a otro aspecto que tenga que ver con la escritura. Organizarte hará que no te agobies y que no tengas la sensación de que tienes que hacerlo todo a la vez. Date un tiempo para cada cosa y crea tu espacio para escribir con tranquilidad cuando decidas ponerte. 

Puedes también hacerte un horario y decidir cuántas horas te vas a poner o simplemente dejarte llevar ese día. Si llevas varios proyectos adelante, también te puede servir hacerte un calendario para equilibrar el tiempo que le dedicas a cada uno o priorizar un proyecto si así lo deseas. En definitiva, un calendario es una opción muy buena porque puedes personalizarlo y es flexible porque puedes cambiarlo siempre que lo necesites. 

No creas que escribir tres veces a la semana es poca cosa, pues todo va sumando y al mes puedes haber logrado un gran avance. Intenta ser coherente y exigirte sin pasarte. Estoy segura de que con una buena organización y cuidándote podrás cumplir los plazos que te has marcado 😉



Lo importante es el camino


Un camino en medio del bosque.


Muchas veces tenemos tanta obsesión por terminar algo que nos olvidamos del camino que estamos recorriendo. Escribir es toda una experiencia y esa experiencia se vive mientras escribes. El final no es lo único que importa. El momento en el que desarrollas la idea en tu mente es importante. Todo lo que aprendes y vives mientras escribes es importante. Sin todo eso no llegaríamos a ningún final. 


Tengas los objetivos que tengas, puedes aprovechar el tiempo de muchas maneras. Puedes motivarte con nuevos retos o ponerte objetivos a corto plazo si eso te ayuda. Puedes empezar fijándote la meta de terminar un relato antes de escribir toda una novela. Tú te conoces. ¿Qué es lo que te motiva? ¿Qué necesitas para tener más concentración o inspiración? 


En Motivación Escritoril siempre procuro ayudarte con eso de la motivación y la inspiración, pero estoy segura de que tienes tus propios estímulos y que sabes qué te ayuda a la hora de ponerte a escribir. Recuerda tratarte bien, tener paciencia y confiar en que puedes escribir lo que quieras. No midas el valor de tus logros según el tiempo que has tardado en conseguirlos. Algún día, tardes más o menos, terminarás lo que estás escribiendo e irás alcanzando tus objetivos. Eso es lo importante. No creo que quieras recordar el proceso de escritura como una época en la que sufriste, no creíste en ti y solo querías terminar lo que empezabas lo más rápido posible. 


Yo no sé qué quieres conseguir o experimentar, pero sea lo que sea, el tiempo no te lo va a robar. Escribe todo lo que quieras. Atrévete con todo. Cuando te des cuenta, habrás llegado al final y hasta echarás de menos el día en el que empezaste a escribir. Que no te obsesione el tiempo. 


Todo llega 💪











No te rechaces tú


Mujer triste en la playa.



El rechazo es parte de la vida. Lo que hacemos no le gusta a todo el mundo. En la escritura podemos encontrarnos con muchos rechazos y comentarios negativos hacia lo que hacemos. Esos rechazos pueden hacer que bajemos la cabeza y sintamos ganas de dejar de intentarlo. 


Porque a veces no sucede solo una vez, sino que se repite. Sin embargo, todas esas negativas no tienen realmente el poder de detenerte. El único rechazo que de verdad te hará parar y abandonarlo todo será el tuyo. Porque si tú te rechazas, te estás quitando la oportunidad de seguir adelante.


¡Lo sé! Suena muy bonito y sé que no es nada sencillo. Es un tema delicado, así que no es suficiente escribir unas pocas palabras. 


Vamos a profundizar. 


Un montón de papeles blancos en los que está escrita la palabra No.


El rechazo duele


Obviamente que puede dolernos. Incluso puede que te hayas acostumbrado y ya te parezca normal. No pasa nada si te vienes abajo, ya que todo el mundo puede levantarse de una caída. Lo malo es cuando decides no levantarte más, no hacer más intentos por seguir caminando.

Existen muchos momentos en los que nuestras obras pueden ser rechazadas. La negativa puede llegar de una editorial, de un concurso, de alguien que nos lee o incluso de nuestro entorno. 



¿Cómo puedes gestionar esos rechazos? 


Dos manos cruzadas en señal de rechazo.


Rechazo editorial


Déjame decirte que dentro de una editorial hay personas. Las personas tienen gustos y las editoriales buscan en muchas ocasiones algo en concreto. Hay muchas editoriales y no puedo hablar de todas porque no las conozco como para hacerlo, pero te diré que si te rechazan probablemente no sea algo personal. 

Son empresas, tienen objetivos y personal humano leyendo y decidiendo qué es lo mejor para publicar. Además, existen muchísimas editoriales. Obras conocidas a nivel mundial fueron rechazadas más de diez veces, como es el caso de Harry Potter, entre otras historias muy conocidas. Lo que quiero decirte es que un rechazo editorial no es el final, sino parte de la vida de quien escribe y desea publicar de esta manera. Si no sigues intentándolo, no podrás encontrar la oportunidad que buscas. El no ya lo tienes. Soy de las que cree que todo llega en la vida cuando realmente crees en ello. No te rindas.


Rechazo en concursos



Puede que te guste participar en concursos y convocatorias de relatos, novelas o lo que sea. Al final, participar es competir y cuando compites puedes perder. Vuelvo a repetirte lo mismo: en este caso son personas las que eligen qué textos son los ganadores. Leerán de forma objetiva, pero todo el mundo tiene sus gustos subjetivos y puede que tu obra no encaje con ellos

Y no pasa nada. Tengo la oportunidad de haber experimentado las dos caras del juego. Pude salir seleccionada en una antología de relatos y también viví rechazos o incluso la cancelación de la convocatoria en la que estaba participando. Creo que al final lo que cuenta es la experiencia y que todo me ayudara y motivara a escribir. Ni soy la mejor del mundo por ser seleccionada ni la peor por ser rechazada. No podemos darle tanto poder a lo externo. Antes de que apuesten por lo que hacemos debemos creer en ello para que así los golpes no duelan tanto.


Rechazos o comentarios negativos de la gente que nos lee



Hay algo que hay que entender antes de lanzarse a mostrar lo que escribimos y es que es imposible gustarle a todo el mundo. No necesitamos que toda la humanidad se sienta hechizada y enamorada de lo que escribimos. Piénsalo, todo el mundo entero diciéndote lo mucho que le gusta lo que escribes. Es tan raro que me daría miedo. La dualidad existe. ¿A ti te gusta todo en la vida? Seguro que hay cosas que no y es perfectamente normal. 

Bien, pues eso pasará con nuestras obras. Por cuestión de gustos no podrá gustarle a todo el mundo y el hecho de mostrar lo que escribimos abre la posibilidad de que vengan a decírnoslo. Los comentarios negativos, mientras sean hechos desde el respeto (no considero comentario de valor uno que se limite a insultar o faltar al respeto), pueden incluso ayudarnos a mejorar algún aspecto. 

Además, si no existieran no le daríamos tanto valor a los buenos. Sé que puede ser incómodo y desagradable, pero recuerda que es algo normal. Mientras más te lean, más opinarán. Al final del día lo que importará es lo que tú pienses de ti y de tus posibilidades. El valor que te das es siempre más importante que el que te puedan dar, porque aunque nos guste recibir apoyo lo único que hará que sigamos escribiendo será nuestra decisión de hacerlo. Y para eso tenemos que valorarnos. Así que recuerda: cuando veas comentarios negativos piensa que a ti tampoco te gusta todo lo que lees.


Rechazo de nuestro entorno



Que sí, que hasta nuestros seres queridos pueden rechazar lo que hacemos, ignorarlo y opinar mal. ¿Duele más? Es posible. Creemos que nuestros seres queridos nos deben todo y dentro de sus deberes está el apoyarnos y que les guste todo lo que hacemos. 

Estoy de acuerdo con lo de apoyar, pero lo cierto es que no todo el mundo aprecia el bello arte de escribir. Incluso puede que en tu entorno nadie te entienda, ni te pregunte ni valore lo que haces. Resulta frustrante, pero para ser justa puedo llegar a entenderlo. A veces no valoramos lo que no admiramos. Si no le damos valor a algo es raro que nos parezca importante. Por eso, si en tu entorno no te apoyan demasiado, es posible que no sea por ti, sino por el hecho de que no tienen en demasiada consideración la escritura. 

Por suerte existen espacios para poder conocer a otras personas que sí que valoran la escritura (como Motivación Escritoril 😎). Internet hoy en día es la salvación para muchas personas que quieren encontrar ese entendimiento y apoyo. Otro punto importante es entender que, aunque nos apoyen, no tiene por qué gustar siempre lo que escribimos. 

Las personas de nuestro entorno también tienen gustos y por mucho que nos quieran no tienen la obligación de darle cinco estrellas a nuestras obras. Yo valoro la sinceridad y que se sientan libres de opinar con respeto. No pasa nada si a tu amiga no le gusta tu último relato. No te odia (o eso espero), solo tiene gustos. 




El peligro de las comparaciones



Chica sostiene un libro y está rodeada de pilas de libros.



Ten cuidado. Te lo digo de verdad. Tener redes sociales hoy en día puede llevarte a la locura y a la obsesión. Que si Manolita va a publicar con una editorial, que si Juan ha ganado un concurso, que si Angelita ya lleva diez relatos publicados, que si José recibe muchos comentarios positivos... 


¡Cuidado!



Compararse es una trampa.


Personaje de Star Wars con la frase "¡Es una trampa!"


Puedes caer en un bucle de comparación que te hunda y mucho. Ya sé que no estamos hablando de las comparaciones (ese tema da para una entrada bien larga), pero compararte de manera insana es el primer paso para que te rechaces

Cuando ves que el mundo parece ir más rápido que tú (lo cual es solo percepción, pues siempre hay gente que va más lenta también) empiezas a sentirte un caracol fracasado de la vida. Los pensamientos negativos cogen fuerza y acabas desvalorándote. 

Desvalorarte y no creer en ti es rechazarte. 



¿Qué pasa si me rechazo?



Muñequito rojo triste sujeta un corazón roto entre sus manos.


Los rechazos y los comentarios negativos pueden afectarte, pero lo que más te va a doler es tu propio rechazo. Estás todo el día hablándote y escuchándote. No te vas a librar de ti porque no puedes dejar de pensar y de estar contigo. 

Eres tú quien decide escribir. Eres tú quien tiene deseos, ilusiones y sueños relacionados con la escritura. Eres tú quien imagina y quien crea todo eso que luego quieres expresar en letras. Nadie más lo hará por ti. Por mucho que te rechacen, nadie puede obligarte a dejar de escribir. Nadie puede parar tu imaginación y detener el deseo de contar lo que llevas dentro. Nadie. 

Sin embargo, si te rechazas, si te rindes y dejas de creer en ti, te detendrás. Detenerte significa dejar de disfrutar de algo que te hace feliz. No creas que no me ha pasado. Tengo la fortuna de estar rodeada de personas maravillosas que siempre me apoyan, pero eso no era suficiente cuando yo pensaba mal de lo que hacía. Los apoyos te impulsan, te animan, pero la decisión siempre es nuestra

Siempre podemos encontrar apoyo y ayuda. Siempre podemos aprender de nuestros errores y mejorar. Podemos conseguir lo que nos proponemos. Solo necesitas apoyarte y no rechazarte. Tienes que darte la oportunidad de aprender, de crecer, de fallar, incluso de no gustar. 

Te aseguro que el día que cumplas tus objetivos escritoriles mirarás atrás y agradecerás haberte levantado de tantas caídas. Agradecerás haber creído en ti. La valoración ajena es importante y nos abre caminos, pero la valoración que tienes de ti es la que hace que todo sea posible y que no te rindas.

Piensa en las historias que amas. Imagina que las manos que las escribieron se hubieran detenido, que lo hubieran dejado. Esa historia jamás habría llegado a ti. No existiría. ¿Qué te estás perdiendo por no confiar en ti? 

Mi querida pluma, nunca te rechaces. Tengas los objetivos que tengas y vivas la escritura como la vivas, deja que tus palabras existan. 


El fantasma de la página en blanco

Un cuaderno en blanco sobre una mesa de madera. En el centro del cuaderno hay un dibujo de un fantasma.


El fantasma no deja de mirarte. Ahí está, con su blanco manto, revoloteando delante de tus narices. 

Hasta dirías que se lo pasa bien. 

solo quieres escribir y que te deje en paz, pero el fantasma se divierte con tus agobios y dudas. Cada vez que quieres empezar a escribir algo, viene y te dice:

—¡Ja! ¿Quieres empezar a escribir algo nuevo? Pero si te llevas todo el día borrando mensajes y tuits antes de enviarlos. ¡No eres capaz! 

Y el fantasma se ríe de ti. Sabe que te llevas horas y horas mirándole sin escribir ni una sola palabra...

¿Pero sabes qué? Que no hay fantasma que se resista a una página llena de tus maravillosas letras. En esta entrada voy a ayudarte para que sepas cómo empezar a escribir algo y cómo superar el bloqueo inicial.

Es hora de despedir al fantasma de la página en blanco.




El fantasma se alimenta de tus miedos


Porque suele ser el miedo lo que nos frena a la hora de empezar a escribir algo. 

• Miedo a hacerlo mal.

• Miedo a que no sea suficiente.

• Miedo a que no guste lo que escribes.

• Miedo a cometer errores.

• Miedo a perder el tiempo.

• Miedo a bloquearse.


Estos y otros muchos miedos pueden atar tus dedos e impedir la lluvia de letras. Lo malo de no atreverte a escribir y quedarte mirando la página en blanco es que puedes agobiarte y desesperarte

¿Y qué pasa cuando te agobias? Que empiezas a tener pensamientos negativos y limitantes y comienzas a creer que eres inútil, que nunca terminarás nada porque no sabes empezar, entre otras cosas feas. 

Es entonces cuando apagas el ordenador o cierras el cuaderno y dimites. Ahora, cuando quieras ponerte a escribir, recordarás el bloqueo y el agobio hará que no te quieras poner y así estarás en un bucle infinito de negatividad y frustración. 

Pero lo bueno de los bucles es que igual que los creas los puedes detener. Tú y solo tú. Y yo te voy a ayudar a que lo hagas.



¿Por qué te bloqueas cuando quieres empezar a escribir algo?


Los bloqueos se terminan cuando encuentras las causas que los generan. Hay varias que pueden estar haciendo que no des el paso para empezar a escribir algo y te voy a hablar de ellas.


No sabes lo que quieres escribir


Sentarse a escribir y dejarse llevar está bien. Puede servirnos para sacar lo que llevamos dentro o para hacer una tormenta de ideas. Escribir sin ideas previas tiene su utilidad, pero a veces también tiene su lado negativo.

Imagina que sales de tu casa y te montas en un tren sin saber tu destino. Probablemente te pierdas o tengas indecisión a la hora de bajarte en una parada. No sabes cuál es tu destino ni qué quieres ver. 

Escribir es un viaje y prepararnos para dicho viaje es importante para no perderse. 

No tiene que ser algo rígido. Puedes decidir lo que quieres escribir, organizarte y al mismo tiempo dejar margen para la improvisación. Fluir es algo clave. 

El bloqueo llega cuando te sientas a escribir sin tener ni idea de lo que quieres escribir. Esto puede hacer que:

• Te agobies porque no tienes ninguna idea clara.

• Tengas indecisión, ya que tienes varias ideas y no te decides por ninguna. 

Todas estas situaciones pueden generarte un bloqueo que te haga sentir agobio y frustración, entrando así en un bucle en el que normalmente acabas por cerrar el documento en blanco y dejarlo para otro día. 



Tu idea es una mesa sin patas


Vale, a lo mejor sí que tienes una idea de lo que quieres escribir. Te sientas, abres tu documento, empiezas a escribir y todo parece ir maravillosamente bien.
 
Sin embargo, llegas a la mitad de la página y te vuelves a quedar en blanco (ya está el fantasma riéndose otra vez) porque no sabes cómo seguir. 

Hace un tiempo me pasaba esto. Tenía claro que quería escribir sobre algo, pero no terminaba de desarrollarlo. Mi idea era una mesa sin patas sobre las que sostenerse. Es posible que a ti no te suceda, que tengas la idea en mente y puedas extenderla sin problemas, pero a veces hacerse unas cuantas preguntas antes de lanzarse a escribir puede ayudarte a que escribas con más soltura. 

Porque ponerte a escribir con tu idea recién nacida puede hacer que:

• Te atasques en la primera página porque no sabes cómo seguir.

• Tengas que usar tiempo para documentarte sobre algo y cortes así la sesión de escritura. 

• Tengas muchas dudas mientras escribes.

No necesitas tenerlo todo claro (porque te pueden surgir ideas mientras escribes), pero pensar un poco más en tu idea hará que te bloquees menos y puedas escribir con más seguridad. 




No tienes ni idea de cómo empezar


¡Tienes una idea y has pensado lo suficiente en ella! Tienes clarísimo lo que quieres escribir, peeeero no sabes cómo comenzar

Has escuchado por ahí que los comienzos siempre son importantes porque es la primera toma de contacto con las personas que nos leen y tienes miedo de hacerlo mal. 

Y cuando hay miedo, hay dudas (y el fantasma revolotea sobre tu cabeza de nuevo). Es cierto, el comienzo es importante. Da igual si escribes novelas, poesía o artículos. El principio es tu carta de presentación, el enganche para que quieran seguir leyendo y adentrándose en aquello que has escrito. 

Si no tienes ni idea de cómo quieres que empiece tu historia o lo que sea que escribas, difícilmente podrás ir más allá. 

¿Y qué pasa cuando tienes miedo a no saber escribir un buen comienzo?

• Que no escribes nada.

• Que no te permites pensar en cómo te gustaría empezar porque dudas mucho de todo.

• Que no llegas a la segunda página nunca. 


Por eso luego piensas que nunca llegarás al final y acabas creyendo que eres un fracaso sin darte la oportunidad de comenzar. Te voy a hacer spoiler: no eres un fracaso, solo necesitas organizarte un poco.




Quieres que sea perfecto


Que sí, que tienes claro todo, que sabes cómo quieres comenzar. Te sientas a escribir y todo fluye hasta que te da por leer lo que has escrito

—¡Vaya mierda! No me gusta —exclamas mientras borras todo lo que has escrito.
—Te lo dije, tú no sales de la primera página —responde el fantasma de la página en blanco mientras se siente importante.
 
¿Te suena de algo esta escena? A mí sí, porque me pasa mucho. Escribir y revisar lo que escribes puede hacer que nunca avances porque nada te parece suficientemente bueno. Le vas a sacar defectos a todo, te vas a entretener revisando cada frase y al final la energía que tenías reservada para escribir se esfumará.

Ningún comienzo te parece el apropiado y por tanto jamás comienzas a escribir. La perfección es la piedra que corta el curso natural de tu escritura.


Un fantasma con gafas de sol.
El fantasma sintiéndose importante porque tienes miedo.


Te fuerzas tanto que te rompes o lo dejas para el año que viene


Nunca encuentras el momento para empezar a escribir. Tienes demasiadas cosas que hacer y cuando piensas en sentarte a escribir te agobias porque recuerdas que hace tiempo que deberías haber empezado.

Quizás no te encuentras bien física o mentalmente o simplemente te apetece más hacer otra cosa. Voy a darte mi opinión sincera y humilde sobre esto: forzarte a escribir es el camino directo para dejar de escribir.

Sí, sé que muchas personas piensan que hay que escribir diariamente y forzarse a escribir aunque sean cinco minutos mientras comes a toda prisa porque te tienes que ir a hacer cosas. 

Yo soy más de creer en el equilibrio, pues creo que los extremos son malos. Procrastinar y no empezar a escribir por tus inseguridades o lo que sea hará que nunca te pongas, pero forzarte a hacerlo aunque tengas cuarenta de fiebre tampoco es que te vaya a ayudar mucho.
 
Así que sí, a veces el bloqueo nace del agobio que te produces al forzarte y también de la sensación de culpabilidad cuando procrastinas y nunca te lanzas. 



Voy a comenzar a escribir, pero espera que antes quiero mirar Twitter


—Bueno, es hora de ponerse. ¡Toca empezar a escribir el capítulo!
—Tienes diez notificaciones en Facebook, siete en Instagram y ocho en Twitter. Ah, tienes mensajes de tu prima y de tu mejor amigo. ¡Y no olvides que tienes que poner la lavadora! —te recuerda el fantasma amablemente.

Porque sí, tienes tu idea bien estructurada y clara para ponerte a escribir, una motivación espectacular y las musas se toman el té contigo. Entonces decides que tienes que mirar tus ochenta redes sociales, revisar tu correo y hablar con alguien sobre la serie que estás viendo.
 
Vale, a lo mejor no te bloqueas y simplemente en vez de tardar una hora en escribir tu comienzo tardas tres días, pero a lo mejor acabas distrayéndote tanto que terminas por dejarlo. Las distracciones, normalmente, hacen que pierdas el foco y que no te concentres.
 
Lo sé, la multitarea está de moda y te han dicho que eres como un ordenador que puede hacer varias cosas a la vez. ¿Pero no crees que intentar alumbrar con una linterna varios objetos a la vez hará que todos pierdan luz y claridad?
 
A lo mejor el fantasma de la página en blanco tiene la cara de tu red social favorita o de un televisor...



Todo tiene solución



No estaría aquí escribiendo sobre problemas si no pudiera ayudarte. Si tu bloqueo está relacionado con alguna de las causas anteriores (o varias), te animo a que sigas leyendo, porque ahora voy a ofrecerte remedio para cada causa.
 
Diferentes llaves.
Te voy a dar unas cuantas ideas y llaves para que te liberes de tu bloqueo.




¿Qué quieres escribir?


Despejar tu mente de esta duda hará que esa página en blanco se llene rápido con tus letras. Si te has sentado a escribir para ver si te salía algo interesante y no se te ha ocurrido nada, espera un momento.

Pregúntate qué quieres escribir. 

¿Sobre qué tema te gustaría escribir? ¿Hay alguna historia rondando por tu cabeza? Dedica unos minutos o lo que necesites a pensar qué quieres o sientes que te apetece escribir.
 
Saberlo hará que sepas qué escribir y que no te quedes dos años mirando la hoja en blanco. Ya no esperas a las musas porque ya te has encargado de ir a verlas.

 

Dale forma a tu idea


Una idea tiene su propio tiempo de gestación. Puede que te pongas a escribir sobre ella cuando todavía no le ha dado tiempo a nacer y desarrollarse.
 
Que no, que no tienes tampoco que esperar nueve meses. Simplemente extiende un poco más tu idea.

Puede que quieras escribir sobre finanzas, pero no te has parado a pensar sobre qué exactamente. ¿Bitcoin? ¿Inversiones? ¿Ahorros? Como ves, todo tema tiene muchos temas.
 
A lo mejor te apetece escribir sobre vampiros y maldiciones, ¿pero qué maldiciones y qué tipo de vampiros?
 
Tu idea es como un árbol y tienes que tener en cuenta las ramas para poder verlo entero. Dale un poco de forma a tu idea. No necesitas tenerlo todo pensando antes de ponerte a escribir, pero sí que viene bien tener un pequeño barco antes de zarpar para sostenerte en pleno viaje escritoril y no hundirte.

 

Visualiza el comienzo antes de escribirlo


Lo tienes todo claro. Te sientas a escribir, pero no sabes cómo empezar.

Bien. Respira, relájate y vete a tu imaginación. Sí, deja el ordenador, el cuaderno o lo que sea que uses para escribir.

Imagina.

¿No sabes cómo imaginar? ¡Pues claro que sí! Pero te diré un secreto: las preguntas disparan la imaginación porque tu cerebro siempre necesita responderte.

Así que pregúntate:

• ¿Qué comienzo me gustaría darle a mi historia?

• ¿Cómo puede empezar mi artículo?

• ¿Con qué frase puedo empezar a transmitir lo que quiero comunicar o enseñar?

Hazte las preguntas que sean necesarias y dale rienda suelta a tu imaginación. Al tener clara la idea sobre la que quieres escribir, tus neuronas empezarán a trabajar para ofrecerte diferentes formas de comenzar tu texto. 

Así que no te digas cosas feas. Mejor hazte preguntas y desata tu creatividad. 

Y date tiempo, que ya te veo queriendo una respuesta a los dos minutos 😜




Deja de borrar, por favor


¿Construirías una casa por el tejado? Yo no lo haría (y si tú lo haces, necesito saber cómo lo logras). Entonces no quieras tener el comienzo perfecto antes de escribirlo.
 
Si te pones a escribir y revisas cada palabra y cada frase para luego llegar a la conclusión de que es mejor borrarlo todo, me parece que vas a entrar en un bucle del que te va a costar salir.

Y te lo digo yo, que hace años revisaba cada letra y podía estar diez minutos para escribir una sola frase. Por supuesto, tú decides cómo organizarte, pero yo te recomiendo que primero escribas todo y luego dediques el tiempo que necesites para hacer todas las revisiones y cambios que quieras.

Dejar que tus letras fluyan hará que te bloquees menos. Es mejor tener un borrador de tu comienzo que no tener nada. No puedes mejorar lo que no existe.
 
Lo sé, tenemos una cosita por dentro que siempre nos anima a querer que sea perfecto, que guste, que sea ideal...

Peeero:

• Nada es perfecto ni falta que hace. Todo es siempre mejorable, así que no te obsesiones.

• Lo que escribes no tiene que gustarle a todo el mundo.

• No puedes mejorar un texto que no has escrito.

• La perfección y el miedo a hacerlo mal harán que nunca empieces a escribir y eso sí que es triste. 

No seas la piedra de tu propio camino y permítete empezar el viaje. 




Busca el equilibrio y enfócate


Entre forzarte a escribir y procrastinar hay una línea que a veces nos saltamos con tal facilidad que parecemos canguros. Puede que tú vayas de un extremo al otro, del cero al cien.

Lo bueno es que existe el cincuenta.

Quiero decirte que:

• No tienes que forzarte a escribir si te sientes mal, tienes muchas cosas que hacer o no encuentras el momento. Tenemos vida y un cuerpo que debe descansar. No vas a lograr nada bueno moviéndote por la culpa que sientes al pensar que deberías escribir diariamente mil palabras. 


• A veces dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy. Y para pasado lo de mañana. Procrastinar es sencillo y tentador. Sobre todo, cuando piensas que lo que haces no vale para nada, que nunca mejorarás ni conseguirás lo que te propones.

Si de verdad quieres escribir, hazlo. Organízate según tus necesidades y dedícale tiempo. En la escritura no solo escribimos, sino que aprendemos constantemente y hacemos muchas otras cosas.


Además de estos dos extremos, existe un factor importante: las distracciones. 

Si te vas a poner a escribir o a hacer algo relacionado con la escritura, intenta que sea en un sitio en el que te puedas relajar y alejar de ruidos y distracciones.

Y bueno, si cierras la puerta, las pestañas del navegador y alejas un poco tu móvil, mejor.

 

El secreto definitivo para no bloquearse: confía en ti


Todos los consejos que te doy pueden ayudarte, pero hay algo que es mucho más importante. Sí, tienes que confiar en ti. Tienes que permitirte hacerlo mal. Incluso tienes que aceptar que tienes miedo e inseguridades.

No pasa nada por sentirse así o por bloquearse. Esto no te hace peor, sino más fuerte. En la escritura nos encontramos con bastantes dificultades y aprender a resolverlas nos enseña y nos hace mejores. Nunca aprenderás si no hay nada que aprender. 

Ten paciencia contigo, date tiempo y la oportunidad para superarte. El día que termines lo que quieres escribir mirarás atrás y te darás cuenta de que ese fantasma tan molesto no pudo contigo. Yo estoy aquí para ayudarte, pero tú siempre serás tu mayor ayuda




Comparte tus fantasmas



Como siempre, te invito a que compartas tu experiencia con la comunidad de Motivación Escritoril.

¿Tienes alguno de los bloqueos mencionados? ¿Cómo los superas?
 

¡Comenta libremente!


Nos leemos.


—¿Ya está? —me pregunta el fantasma.
—Sí, ya te puedes ir.

Un fantasma con apariencia triste.
El fantasma tiene bajón porque ya has superado tus bloqueos.




Cuando te sientes un fraude en la escritura

 

Fondo negro. Papel arrugado y un bolígrafo.

¿Tienes miedo de que descubran que en realidad no escribes tan bien? ¿Crees que no mereces realmente los logros escritoriles que has conseguido? ¿Sientes que solo recibirás críticas negativas o que no sabes tanto sobre escritura como deberías?


Si tu respuesta es afirmativa, déjame decirte que lo que te pasa es muy común y no tiene nada de extraño. Es algo que le puede pasar a cualquier persona, se dedique o no a escribir. Esa vocecilla juzgadora que hay en tu cabeza y que te impide avanzar tiene un nombre…


Te presento al famoso síndrome del impostor.



¿Qué es el síndrome del impostor?



Es posible que ya sepas qué es este síndrome, pues lo sufren muchas personas en diferentes ámbitos de sus vidas. ¿Que no sabes qué es, pero te suena de algo? Entonces te cuento un poco más para que lo descubras.


Hace cuarenta años, dos psicólogas (Pauline Clance y Suzanne Imes) publicaron un artículo sobre este síndrome tras analizar el comportamiento de algunas mujeres que habían alcanzado grandes logros. Descubrieron que se sentían un fraude y que su inseguridad les impedía sentirse merecedoras de todo lo que habían conseguido. 


Ellas fueron las primeras en ponerle nombre, pero hoy en día es normal encontrar a personas que se sienten así. Sin duda, este síndrome te puede afectar en muchas áreas de tu vida, pero como aquí hablamos de escritura quiero decirte que sí, que te puede afectar y mucho.




¿Te sientes un fraude en la escritura?


Vas a enseñarle a alguien lo que has escrito, pero hay algo en ti que te frena. No quieres que vean lo que escribes por miedo a que te digan lo mismo que tú piensas: no lo haces bien o no es gran cosa.


Quieres enviar tu manuscrito a varias editoriales, pero el dedo que tienes puesto sobre el ratón se niega a hacer clic y acabas cerrando el correo. Primero sientes impotencia y luego resignación. ¿Quién iba a querer publicarte?


Has alcanzado los objetivos escritoriles que siempre habías soñado. Por fin son una realidad. Sin embargo, una parte de ti cree que no lo mereces y que seguramente la suerte te habrá mostrado su sonrisa para hacer que eso te suceda a ti. 


Te has decidido. Quieres lanzarte a escribir algo. Tienes nuevos proyectos o retos que te motivan. Todo parece fluir hasta que una voz en tu cabeza te habla para decirte que no tienes la suficiente preparación. Da igual si llevas años escribiendo o si has hecho ocho millones de cursos sobre escritura. La voz te dice que no es suficiente. 


¿Has vivido o vives alguna de estas situaciones? Así es como el síndrome del impostor afecta a tu vida escritoril. 





¿Te sientes así?


Probablemente te ha quedado más que claro con las situaciones que te he planteado arriba, pero voy a darte una lista de síntomas para que te quede aun más claro y compruebes si este síndrome te afecta o no.


Piensas que lo que escribes nunca es lo suficientemente bueno.


Crees que no mereces los logros que consigues.


Sientes que en cualquier momento te dirán que esto no es lo tuyo.


No te atreves a enseñar lo que escribes por miedo a las críticas negativas.


Te comparas muchas veces con el resto y piensas que nunca lo harás tan bien como los demás.


Si te hacen un comentario positivo sobre tus textos te resulta difícil creértelo. 


No te atreves a ir más allá en la escritura ni a ponerte objetivos más altos.


Cada vez que escribes algo nuevo piensas que acabarás decepcionando a tu público tarde o temprano.


Todo lo que aprendes sobre escritura te parece insuficiente, crees que necesitas más y más antes de lanzarte a la práctica.


Si te has sentido así, probablemente eres parte de este grupo de personas que sienten que son un intento en la escritura o que sus éxitos son pura suerte.


Bien, ya sabes lo que te pasa. ¿Y ahora qué? ¿Tiene solución? Por supuesto que sí. No estaría escribiendo esto si no fuera así. La parte importante llega ahora.




¿Qué hago con el síndrome del impostor?


Antes de decirte lo que puedes hacer, te diré que es probable que esa vocecilla juzgadora te acompañe siempre. No, no quiero asustarte. Puedes aprender a lidiar con ella y dejarle claro que tú mandas. Lo que quiero decirte es que la vida son cambios y experiencias nuevas y la escritura es como la vida.


A medida que vayas consiguiendo tus objetivos escritoriles esa voz volverá para recordarte que no vas a conseguir nada más. Mientras más retos te propongas alcanzar, más volverá esa voz para intentar protegerte de un peligro que no existe. 


Te enfrentarás a cosas nuevas tales como enseñar lo que escribes si nunca lo has hecho, leer opiniones sobre tus textos, publicar, hablar en público, atreverte a cambiar de estilo o género, vender tu novela, entre otras muchas situaciones que puedes vivir en la escritura según decidas.


Y la voz del impostor estará ahí para frenarte a cada paso, porque tiene miedo a las alturas y a los cambios. Lo importante es que puedes dominarla y quitarle el micrófono para que no hable tan alto y te deje en paz.




Consejos para que el síndrome del impostor no te frene


Analiza tus inseguridades. ¿Por qué sientes que no tienes la preparación suficiente para dar el paso que quieres? ¿Son pensamientos irracionales o de verdad necesitas formarte un poco más? Imagina que recibes varios comentarios negativos sobre tu historia y en todos te critican el mismo aspecto. Quizás hay algo que necesitas mejorar o aprender. Y no hay nada de malo en ello. 


A veces, sentirse un fraude es algo irracional, pero otras veces está relacionado con el hecho de que sabes que necesitas aprender algunas cosas y no dominarlas bien te puede dar mucha inseguridad. ¿La buena noticia? ¡Todo se puede aprender en esta vida! Puedes hacer una lista de aspectos escritoriles que crees que necesitas mejorar y ponerte a ello.



Escribe tus pensamientos. Todo empieza con un pensamiento o con una creencia. ¿Qué es lo que piensas y crees sobre lo que escribes? ¿Cómo te ves? ¿Qué cosas te ves incapaz de conseguir en la escritura aunque sean tus sueños? 


Escribe todos esos pensamientos negativos donde quieras y luego léelos de manera objetiva. ¿Hasta qué punto son reales? A lo mejor piensas que escribes muy mal y eso puede ser o no cierto. Date una vuelta por tu pasado y compara cómo escribías al principio. ¿Realmente no has mejorado nada? ¡Lo dudo! Intenta desarmar los pensamientos más irracionales con hechos objetivos. 



Valora todos tus logros. ¿Cuántas veces has tenido que aprender algo nuevo en la escritura? Seguro que has aprendido a base de practicar y cometer errores. Valora eso. Valora cada pequeño paso logrado, aunque te parezca poco. No solo debes valorar las cosas importantes para ti (como, por ejemplo, haber publicado un libro o haber terminado una novela), sino que puedes darle valor a los pequeños detalles. 


Si te vas a comparar, hazlo con tu pasado. Piensa en todo lo que has aprendido y mejorado. Puede que antes te costara un mundo terminar un capítulo u organizar una trama y ahora sepas hacerlo mucho mejor. 


Quizás antes no te atrevías a enseñar tus textos al mundo y ahora eres capaz de mostrarlos en internet o a personas de confianza. Con cada cambio, por pequeño que sea, te has ido superando. Estoy segura de que has conseguido cosas que nunca pensaste que conseguirías alcanzar. 


Se trata de creer en ti una vez más. Con cada nuevo reto y con cada nuevo objetivo. Apuesta por ti a pesar de esos pensamientos que te dicen que no lo lograrás, porque lo que creas de ti es lo que definirá si lo consigues o no. Puedes volver a hacerlo. Los retos solo son grandes hasta que los pones a tu altura y los miras de frente, sabiendo que puedes con ellos.



 Comparte lo que sientes. Los problemas son más ligeros cuando los compartes con más personas. Si te sientes así, te puedo asegurar que hay muchas personas que te van a entender (yo te entiendo). 


Habla del tema con tus personas de confianza o usa las redes sociales o espacios como Motivación Escritoril para encontrar a personas que estén pasando por lo mismo. Que lo habléis y os quejéis no solucionará el problema, pero sentirás alivio al ver que no solo te pasa a ti. 


Además, podéis ayudaros mutuamente o encontrar a personas que ya lo hayan superado. Al hablarlo, también recibirás comentarios más objetivos sobre tus inseguridades. Quizás te tratas muy duramente y otras personas pueden ver que lo que crees de ti no es tan cierto como pensabas. No lo guardes y sácalo.



Busca ayuda profesional. A veces necesitamos una ayuda externa que nos guíe y nos ayude en este tipo de procesos. 


Si sientes que no puedes gestionar estos estados a solas, piensa siempre en la posibilidad de pedir ayuda profesional. La psicología puede ayudarte a comprender muchas cosas de ti que todavía no sabes y a gestionar tus inseguridades y creencias negativas. Tenlo en cuenta. 




Confía en ti


¿Sigues teniendo dudas? Puede que pienses que no puedes con esto, pero yo quiero insistir en que sí que puedes. Puedes superarlo o incluso convivir con ello sin dejar que te domine. Recuerda que no solo te sucede a ti. 


Stephen King llegó a tirar su manuscrito a la basura. No tienes que ser como él, pero te lo pongo como ejemplo para que veas que incluso alguien que ha conseguido tantas cosas en la escritura también puede sentirse así. 

Fondo blanco y un punto negro en el medio.
Tenemos la costumbre de fijarnos en lo negativo y olvidar todo lo bueno que tenemos. Este punto puede simbolizar tu síndrome del impostor. Hay muchas cosas buenas en ti que no observas.




Comparte tu historia


Motivación Escritoril es tu espacio. Te invito a que compartas tu historia en los comentarios. ¿Crees que tienes el síndrome del impostor? ¿Cómo lo sientes? ¿Lo has superado o sabes convivir con él? 


Tu experiencia puede ayudar a muchas personas. Además, me encanta leerte, pues cada persona vive las situaciones a su manera. 


Recuerda que aquí siempre tienes voz. Escríbeme si tienes algo que decirme 😉


¡Puedes con esto!